domingo, 14 de enero de 2018

El sufrimiento del cristiano (León Bloy)

El sufrimiento es casi connatural al cristiano por dos razones:

a) debe poseer una conciencia más fina ante los fenómenos del espíritu, y por tanto, mayor sensibilidad y mejor capacidad de percepción para el sufrimiento que otros, sin embargo, no notarían apenas;

b) está llamado a compartir los dolores de Cristo en favor de su Cuerpo que es la Iglesia (cf. Col 1,24) y por tanto el sufrimiento, físico, moral o espiritual, es un ingrediente más para participar de la Redención.


Se puede sufrir, y mucho, cuando se ve el desamor de las almas hacia Dios o cuando se ven situaciones de pecado, o cuando se experimenta la oscuridad interior o el silencio de Dios...

Por eso, razón tenía León Bloy al escribir:

"Corre el dicho de que las gentes sin Dios sufren más que los otros. Eso debe ser un lugar común. Me parece, al contrario, que el sufrimiento profundo no puede ser conocido más que por los amigos de Dios. Los enemistados han de sufrir menos" (15-abril-1895).



De hecho, los amigos de Dios han de cargar con el peso de la cruz, lo cual aumenta el sufrimiento y la unión con el Señor crucificado.

Realmente, ser cristianos no es un narcotizante para la conciencia moral o espiritual, que adormeciera, sino un revulsivo que despierta, lanza, hace consciente.

Por eso, el sufrimiento es un ingrediente necesario de la vocación cristiana, compartiendo con Cristo para ser con Él glorificados.



1 comentario:

  1. Nada como el sufrimiento para tomar decisiones que pueden acercarnos o alejarnos de Dios. Idudablemente el sufrimiento bien orientado lleva a la intimidad con Dios, sintiéndonos verdaderos hijos amados entregado y confiados en el Padre amoroso.

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