sábado, 1 de abril de 2017

Líbranos del mal (VII)

La última petición del Padrenuestro suplica la defensa contra el Maligno, contra el demonio.

Su presencia se nota sembrando el odio, generando el mal y la soberbia, la destrucción, la violencia, el rencor, el resentimiento. Lejos de ser una figura metafórica, un género literario que dirían algunos, es un espíritu real y concreto, caído, malvado.


Sus ataques son constantes y la Escritura de fe de ello en muchísimos pasajes. Cristo se enfrenta a él y lo vence en las tentaciones, lo pisotea con el árbol de la cruz. Ahora, dirá el Apocalipsis, se va a hacer la guerra a los que guardan los mandamientos y dan testimonio de Jesús.

Cada día, tres veces al día según la tradición litúrgica, entonamos la Oración dominical y suplicamos ser librados del Maligno.


"n. 11. Después de haber dicho: No nos dejes caer en la tentación, continúa: Y líbranos del mal

Quien quiere ser librado del mal, atestigua que está metido en él.

Por esto dice el Apóstol: Redimiendo el tiempo, porque los días son malos. Pero ¿quién es el que quiere la vida y ama el ver días buenos? ¿Quién no lo va a desear, siendo así que todo hombre, mientras vive en esta carne, no tiene sino días malos?

Haz lo que se dice a continuación: Refrena tu lengua del mal y tus labios para que no hablen con engaño. Apártate del mal yhaz el bien; busca la paz y sigue tras ella.

De esta forma carecerás de días malos, y se habrá cumplido lo que pediste: Libranos del mal".

(S. Agustín, Serm. 58, 11).



1 comentario:

  1. “El mayor engaño del diablo es hacernos creer que no existe” (Charles Baudelaire).

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