jueves, 12 de marzo de 2015

Lo que contienen los cincuenta días de Pascua

Hay una unidad sustancial, indivisible, en los cincuenta días de Pascua: es un único Misterio, la Pascua del Señor, con diversos acontecimientos salvadores.


No obstante, y pese a su unidad, a veces se vive y se celebra los cincuenta días de Pascua como una sucesión de fiestas aisladas entre sí y distintas: un día es Pascua, luego se afloja el ritmo espiritual hasta que de pronto es "el día" de la Ascensión y de pronto es "el día" del Espíritu Santo, como si nada tuvieran que ver entre sí.

La unidad de los cincuenta días de Pascua hace, en primer lugar, que cada día se viva, se celebre, se festeje, como si fuera domingo y esto en todos sus aspectos; en segundo lugar, el Misterio de la Pascua es uno e inseparable: resucita, es glorificado a la diestra del Padre y derrama el Don pascual, su Espíritu Santo. Resurrección - Ascensión - Pentecostés son tres partes del único Misterio de Pascua celebrado, gozosamente, durante cincuenta días.

Desde la Vigilia pascual hasta el mismo día de Pentecostés estamos en Pascua, recibiendo el don del Señor. Esta perspectiva, desde la misma Cuaresma, ha de estar presente en la liturgia, en la oración personal y hasta en la hipotética "programación pastoral" de una parroquia o comunidad, para no diluir los cincuenta días pascuales en días anodinos con algunas fiestas salpicando el calendario.

Así lo vive la Iglesia y así nos lo enseña la Tradición, por ejemplo, por boca de Tertuliano:

"Por otra parte, pentecostés [es decir los cincuenta días íntegros] es el tiempo gozosísimo [laetissimum spatium] para celebrar el baño sagrado [el bautismo].

Es este el tiempo en que el Señor resucitado se manifestó frecuentemente entre sus discípulos, el tiempo en que fue comunicada la gracia del Espíritu Santo y que hizo percibir la esperanza de la vuelta del Señor.

Fue entonces, después de su ascensión al cielo, cuando los ángeles dijeron a los apóstoles que él volvería del mismo modo que había subido a los cielos, también en pentecostés.

Cuando Jeremías dice: 'Yo los reuniré de los confines de la tierra en un día de fiesta', se refiere al día de Pascua y al período de pentecostés, el cual, propiamente hablando, es un día de fiesta" (Tertuliano, De baptismo, 19).

El tiempo pascual, cincuenta días hasta Pentecostés, es el tiempo del Señor glorioso y sólo del Señor glorioso y glorificado: se hace presente, se nos da, es glorificado y derrama su Espíritu Santo. Es el tiempo en que se insiste en un punto muy olvidado, la escatología, pues esperamos que el Señor vuelva en gloria, lo esperamos en Pascua.

Con el ejercicio de la Cuaresma nos preparamos para vivir como una gran fiesta estos cercanos cincuenta días. En ellos destaca el mismo Señor glorificado otorgándonos sus dones y alentando nuestra esperanza en su retorno glorioso.

Pero estos cincuenta días son, "propiamente hablando... un día de fiesta", un sólo y gran día de fiesta en cincuenta días.

3 comentarios:

  1. La liturgia insiste mucho en el carácter unitario de las siete semanas de Pascua, unidad que se nos muestra en el signo del cirio pascual encendido durante todas las celebraciones hasta el domingo de Pentecostés. La primera semana es la "octava de Pascua" que termina con el domingo de la octava, llamado "in albis", porque a partir de ese día los recién bautizados se quitaban los vestidos blancos recibidos el día de su Bautismo. El domingo séptimo de Pascua celebramos la Ascensión porque esta fiesta pertenece al misterio de Su Pascua que concluye con la donación de Su Espíritu en Pentecostés.

    El Señor llega con poder, y su recompensa lo precede (de las antífonas de Laudes)

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  2. Si Cuaresma es "el día del Señor" y "el tiempo de la Misericordia", gracias al cual, el corazón del fiel se llena de paz y deseos de su Presencia... ¡cómo será ese DÍA de fiesta para los que reciban el contacto a través del Espíritu del triunfo de Jesucristo anunciando más próxima la salvación y gozándola por anticipado!

    Así desearía vivir con la ayuda de la Liturgia de este Ciclo, y que llegara a todo el mundo la posibilidad de conocerlo y aprovecharlo. Que la Stma. Virgen me/nos ayude. En realidad, las fuerzas no dan para tanto: que El lo haga.

    ¡Como que me "suena" el lugar y el contenido de la foto, ¿verdad?!

    Sabernos unidos y con un mismo anhelo, nos fortalezca.

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    1. SIL:

      ¡¡Claro que te "suena" el lugar!!

      Compré un cirio nuevo para cada año (no el de plástico con parafina); encargué el pie o candelabro a juego con las barandillas del presbiterio; encargué pintar cada año el cirio pascual y siempre estaba adornado con flores.

      ¡¡Es el signo sagrado de la Pascua!! El que da unidad visible -como decía arriba Julia María- desde Pascua a Pentecostés.

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