domingo, 3 de junio de 2012

El libro de los Salmos

"Para amar los salmos, saber interpretarlos y hallar en ellos a Cristo, orar con ellos y que se conviertan en alimento sustancial de nuestra plegaria personal y litúrgica, recordemos qué dice el Catecismo de la Iglesia: "Desde David hasta la venida del Mesías, las Sagradas Escrituras contienen textos de oración que atestiguan el sentido profundo de la oración para sí mismo y para los demás. Los salmos fueron reunidos poco a poco en un conjunto de cinco libros: los Salmos (o «alabanzas»), son la obra maestra de la oración en el Antiguo Testamento.

Los Salmos alimentan y expresan la oración del pueblo de Dios como Asamblea, con ocasión de las grandes fiestas en Jerusalén y los sábados en las sinagogas. Esta oración es indisociablemente individual y comunitaria; concierne a los que oran y a todos los hombres; brota de la Tierra santa y de las comunidades de la Diáspora, pero abarca a toda la creación; recuerda los acontecimientos salvadores del pasado y se extiende hasta la consumación de la historia; hace memoria de las promesas de Dios ya realizadas y espera al Mesías que les dará cumplimiento definitivo. Los Salmos, usados por Cristo en su oración y que en El encuentran su cumplimiento, continúan siendo esenciales en la oración de su Iglesia.


El Salterio es el libro en el que la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre. En los demás libros del Antiguo Testamento «las palabras proclaman las obras» (de Dios por los hombres) «y explican su misterio». En el Salterio, las palabras del salmista expresan, proclamándolas ante Dios, las obras divinas de salvación. El mismo Espíritu inspira la obra de Dios y la respuesta del hombre. Cristo unirá ambas. En Él, los salmos no cesan de enseñarnos a orar.


Las múltiples expresiones de oración de los Salmos se hacen realidad viva tanto en la liturgia del templo como en el corazón del hombre. Tanto si se trata de un himno como de una oración de desamparo o de acción de gracias, de súplica individual o comunitaria, de canto real o de peregrinación o de meditación sapiencial, los salmos son el espejo de las maravillas de Dios en la historia de su pueblo y en las situaciones humanas vividas por el salmista. Un salmo puede reflejar un acontecimiento pasado, pero es de una sobriedad tal que verdaderamente pueden orar con él los hombres de toda condición y de todo tiempo.


Hay unos rasgos constantes en los Salmos: la simplicidad y la espontaneidad de la oración, el deseo de Dios mismo a través de su creación, y con todo lo que hay de bueno en ella, la situación incómoda del creyente que, en su amor preferente por el Señor, se enfrenta con una multitud de enemigos y de tentaciones; y que, en la espera de lo que hará el Dios fiel, mantiene la certeza del amor de Dios y la entrega a la voluntad divina. La oración de los salmos está siempre orientada a la alabanza; por lo cual, corresponde bien al conjunto de los salmos el título de «Las Alabanzas». Recopilados los salmos en función del culto de la Asamblea, son invitación a la oración y respuesta a la misma: «¡Hallelu-Ya!» (Aleluya), «¡Alabad al Señor!».

(Catecismo de la Iglesia Católica, ns. 2585-89).

5 comentarios:

  1. Son la oración del Antiguo Testamento y también la oración de Jesús que rezaba con ellos y nos hablan de El. También es bonito saber que al rezarlos tanto si lo haces en comunidad como tú solo, estás rezando con toda la Iglesia y con la Iglesia de todos los tiempos. Además ayudan a vivir en presencia de Dios a lo largo de todo el día .
    Aunque cuando te compras el diurnal y empiezas a acostumbrate , parece un lio , le vas cogiendo el tranquillo casi sin darte cuenta.

    Un abrazo a todos y feliz día de la Santisima Trinidad

    María M.

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    1. Es preciosa -aunque difícil y exigente muchas veces, según los estados de ánimo- la oración litúrgica de Laudes y vísperas cotidianamente. Nos sumergimos en el mundo orante del mismo Cristo -reza con nosotros y por nosotros, como antes, en su vida terrena, oró con los salmos-, de toda la Iglesia y del cielo entero.

      Animo a todos a la oración litúrgica de las Horas. Ya sabéis, para quienes no tengáis el libro, que en la columna de la derecha tenemos un enlace para "Laudes y Vísperas", en una edición castellana.

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  2. "La oración de los salmos está siempre orientada a la alabanza... ¡Alabad al Señor!" ¿Qué más se puede decir?

    Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.

    ¡Qué Dios les bendiga!

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    1. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saecula saecolorum. Amen.

      El sentido de alabanza en los salmos queda cristianizado por esa doxología final, el "Gloria", que se añade a cada salmo y cántico.

      Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. A Él la gloria y el poder, honor e imperio. Amén.

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