jueves, 24 de junio de 2010

Juan Bautista o las cosas claras

Oh Dios, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz.

Sabemos de la importancia y el simbolismo de la fiesta de hoy:

-Nace en el solsticio de verano, cuando las tinieblas van a empezar a crecer, mientras que Cristo nacerá en el solsticio de invierno, cuando el día crece y las tinieblas retroceden porque Cristo es Sol de justicia,

-su nacimiento, "motivo de alegría para muchos" que dice el Evangelio, se celebra en la liturgia; pensemos que lo normal es celebrar el dies natalis, el día en que un santo entra en el cielo, no su nacimiento terreno... a excepción de la Natividad del Señor, de la Virgen y de San Juan Bautista, por la alegría que causan y por la importancia de sus personas.

En la oración colecta, inspirada en un texto lucano, se reza señalando que Juan Bautista venía a preparar a Cristo "un pueblo bien dispuesto". Esa es la misión de Juan. Para ello será profeta de soledades, austero, recio, interpelante. No se callará: lo que es pecado lo denunciará, lo señalará; no se hace el loco, ni disimula, para no ser desagradable, o pensando que "no pasa nada", que no se puede ser tan recto. Su voz es una voz clara: no busca halagar, ni que los oídos no se molesten; ni es un encantador de serpientes ni su voz es un canto de sirenas que engatusa. Habla claro, demasiado claro. Y lo que predica es la conversión, señalando a cada uno en qué debe cambiar (recordemos los evangelios de Adviento) con tal de llegar a Cristo.

La Iglesia, como san Juan Bautista, sólo puede predicar a Cristo y la conversión con amabilidad, sí, pero con firmeza.

La Iglesia no existe para sí misma, sino para su Señor. Rara pastoral es la que se hace cuando sólo se busca llenar la iglesia pero sin anunciar ni dar contenido. Por ejemplo: un sacerdote me comentaba cómo había hecho un teatrito de Navidad, con escenario y todo, en lugar de la homilía, y que la iglesia estaba llena. Él tan feliz, pensando que lo que había era que "atraer a la gente". Claro, fueron los padres de los niños de primera comunión y los abuelos y los titos... para ver al niño actuar. Y luego no volvieron más. Pero el sacerdote estaba feliz sólo porque la iglesia estaba llena. (Dígase lo mismo de tantas cosas secularizadas como hacemos: primeras comuniones, campamentos...: ¿se anuncia a Cristo? ¿Se llama a la conversión? ¿Hay conversiones? ¿Se transforman las personas o sólo se buscaba una diversión o distracción?)


No. No puede ser eso. Juan señala a Cristo y llama a la conversión. La Iglesia hoy sólo puede señalar a Cristo y llamar a la conversión, independientemente de que sean muchos o pocos los que oigan su voz. Hay que seguir "preparando un pueblo bien dispuesto".

2 comentarios:

  1. Qué buena reflexión, y qué bien traídas aquí esas notas 'críticas'... Cómo les gusta a muchos llenar iglesias sin otro propósito que este. Recuerdo que don Jesús Higueras, párroco en La Paloma durante 40 años, decía que -lamentablemente- a muchos cristianos, si el Domingo les teníamos preparada una actuación teatral en lugar de la Eucaristía, al segundo Domingo ya no echarían nada en falta... La eucología es clara: el "pueblo bien dispuesto" es el pueblo que existe para Dios, y todo lo orienta a Él solo. La llamada seria a la conversión consiste en tener los ojos fijos en aquel que nos amó y en lo que su Esposa la Iglesia celebra y ora.

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  2. Pedro Arroyo Gómez24 junio, 2010 11:38

    Querido D. Javier, gracias a ti, he conocido a una persona extraordinariamente preparada e interesante.
    Álvaro es una persona reflexiva de la que también estoy aprendiendo mucho.
    Un abrazo y tenemos que hablar claro como San Juan.

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