domingo, 18 de abril de 2010

Vencedor: ¡el Señor ha resucitado!

La Pascua del Señor es la fiesta de las fiestas, los cincuenta días como un gran domingo, gozando del triunfo del Resucitado.

La Iglesia está de fiesta, renovada, embellecida.
Es el tiempo de los tiempos, la fiesta de las fiestas. ¿Cómo descuidarla? ¿Cómo dejar que pase inadvertida?

Pascua del Señor: contemplemos el Misterio saboreando sapiencialmente los textos litúrgicos y las lecturas bíblicas; en este caso del venerable rito hispano-mozárabe: así adquiriremos un mayor conocimiento de nuestra fe y una firme y honda espiritualidad litúrgica.

"Es justo y necesario, es en verdad nuestro deber y salvación darte siempre gracias por tu bondad, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Jesucristo, tu Hijo,
Rey sempiterno que reina contigo,

que, por nuestra salvación,
ha soportado tantas y tan grandes pruebas.

Fue sometido a juicio por los judíos

el que ha de juzgar a vivos y muertos.


Fue emplazado ante el tribunal de un magistrado

aquél cuya temible corte son los cielos inmensos.


Sufrió que su faz fuese mojada con salivazos

el que poco antes, con su saliva,
abrió los ojos al ciego de nacimiento.

Se dejó coronar de espinas,

quien ornó con coronas celestes a los mártires.


Aceptó que le ofreciesen a beber hiel y vinagre mezclados,

el que hizo brotar miel de la dura roca para saciar a su pueblo.

Dejó que la lanza penetrara en su costado,

aquél cuya espada venció a los infiernos.


Consintió que sus manos y sus pies
fuesen atravesados por clavos,
quien, con sus manos, hizo la bóveda del cielo.


Descendido de la cruz, quiso ser sepultado,

el que resucita a los muertos con su palabra.


Él mismo nos mandó ser ofrecido por nosotros,

para que ya no se derramara sobre el altar
la sangre de animales irracionales.

Él mismo se ha dignado ser sacerdote y víctima,

por quien todos los creyentes han de alcanzar la vida eterna".

(Illatio, III domingo Pascua, Rito hispano-Moz.).

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